El dolor no existe. No tiene peso, no tiene medida, no tiene materia, no
tiene color; es evidente no existe el dolor. Pero como niegas el dolor,
yo lo he sentido, me dijo un ateo. Yo le respondi Dios no tiene peso,
no tiene medida, no tiene materia, no tiene color, pero yo lo he
sentido. Por tanto ambos existen. Nos dimos la mano y seguimos siendo
amigos. Nuestras creencias no nos dividieron, nos unieron.
Rodolfo Araya Rojas
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