Hicimos un vídeo breve para la meditacion con varias de las oraciones de las Confesiones de San Agustín. Debajo del vídeo están textualmente las oraciones presentadas, por si las quieres rezar con mas detenimiento, guardar y /o compartir.
Confesiones es una serie de trece libros autobiográficos de san Agustín de Hipona escritos entre el 397 y el 398 d. C. San Agustín escribió acerca de su juventud pecadora y de cómo se convirtió al cristianismo. Es ampliamente aceptada como la primera autobiografía occidental
jamás escrita, y se convirtió en un modelo para otros autores
cristianos de los siguientes siglos. No es una autobiografía completa
pues fue escrita tras sus primeros 40 años de vida y vivió hasta los 76,
tiempo durante el cual produjo otros importantes trabajos, entre ellos La ciudad de Dios. De todos modos, proporciona gran información sobre la evolución de su pensamiento en sus primeros años.
Algunas Oraciones de San Agustín
1-) Grande eres, Señor, y laudable sobre
manera; grande es tu poder, y tu sabiduría no tiene número. ¿Y pretende
alabarte el hombre, pequeña parte de tu creación, y precisamente el hombre,
que, revestido de su mortalidad, lleva consigo el testimonio de su pecado y
el testimonio de que resistes a los soberbios? Con todo, quiere alabarte el
hombre, pequeña parte de tu creación. Tú mismo le excitas a ello, haciendo
que se deleite en alabarte, porque nos has hecho para Ti y nuestro corazón
está inquieto hasta que descansa en Ti.
2-) ¿Quién me dará descansar en Ti? ¿Quién me
dará que vengas a mi corazón y le embriagues, para que olvide mis maldades y
me abrace contigo, único bien mío? ¿Qué es lo que eres para mí? Apiádate de
mí para que te lo pueda decir. ¿Y qué soy yo para ti para que me mandes que
te ame y si no lo hago te aíres contra mí y me amenaces con ingentes
miserias? ¿Acaso es ya pequeña la misma de no amarte? ¡Ay de mí! Dime por tus
misericordias, Señor y Dios mío, qué eres para mí. Di a mi alma: "Yo soy
tu salud." Que yo corra tras esta voz y te dé alcance. No quieras esconderme
tu rostro. Muera yo para que no muera y pueda así verle.
3-) ¡Tarde te amé, hermosura tan antigua y
tan nueva, tarde te amé! Y ves que tú estabas dentro de mí y yo fuera, y por
fuera te buscaba; y deforme como era, me lanzaba sobre estas cosas hermosas
que tú creaste. Tú estabas conmigo mas yo no lo estaba contigo. Reteníanme
lejos de ti aquellas cosas que, si no estuviesen en ti, no serían. Llamaste y
clamaste, y rompiste mi sordera; brillaste y resplandeciste, y fugaste mi
ceguera; exhalaste tu perfume y respiré, y suspiro por ti; gusté de ti, y
siento hambre y sed; me tocaste, y abraséme en tu paz.
4-) Angosta es la casa de mi alma para que
vengas a ella: sea ensanchada por Ti. Ruinosa está: repárala. Hay en ella
cosas que ofenden tus ojos: lo confieso y lo sé; pero ¿quién la limpiará o a
quién otro clamaré fuera de Ti? Tú lo sabes, Señor. No quiero contender en
juicio contigo, que eres la verdad, y no quiero engañarme a mí mismo, para
que no se engañe a sí misma mi iniquidad.
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