Amado santo, tu que primero
estuviste centrado en vanalidades y te adheriste a las enseñanzas
falsas. Finalmente te convertiste por la gracia de Dios y llegaste
a ser un teólogo orante, centrado sólo en Dios, en su amor
y en su predicación. Ayuda a los teólogos en sus
estudios de la verdad revelada. Ayudales a seguir siempre el
magisterio de la Iglesia en su esfuerzo por comunicar las enseñanzas
de la tradición en una forma que resulte atractiva al
mundo de hoy.
Amén.